Quiénes somos; qué pensamos

Un grupo de compañeros no docentes pensamos que pasados ya 10 años de la creación de la Universidad Nacional de Villa María es hora de que nuestra representación sea canalizada de manera seria, responsable y eficiente.Creemos que nos esperan arduas tareas y nos lanzamos a afrontarlas plenos de determinación, de fe en la capacidad y decisión de los compañeros, de confianza en el seguro éxito de nuestro trabajo. Esperamos que a partir de nuestra gestión ya no haya sacrificios vanos, esfuerzos desperdiciados, esperanzas frustradas. Sabemos por qué y cómo peleamos, contamos con las herramientas básicas que necesitamos, sólo nos resta afilarlas, mejorarlas incesantemente y ser cada día más hábiles en su empleo.Pensamos que un gremio no es ni nunca más debe ser una entidad en la cual algunos logran beneficios personales contra el malestar de muchos. Nos genera repulsión la consabida historia de los dirigentes ricos y las bases trabajadoras luchando por sobrevivir. Estamos convencidos de que es posible una representación genuina de nuestros intereses como sector y de los intereses de la comunidad universitaria en cuanto participamos del gobierno de ésta y a ello nos abocaremos con la mayor predisposición y empeño. Nuestras acciones se encontrarán orientadas a la defensa de las tres cuestiones que consideramos básicas y fundamentales: los derechos de los trabajadores; la igualdad de oportunidades; y por un país justo y solidario.

sábado, 3 de octubre de 2009

Canciones y anécdotas como en el living de tu casa - Noticias de Villa Maria - El Diario del Centro del País Online - Villa Maria, Cordoba, Argentina


Canciones y anécdotas como en el living de tu casa - Noticias de Villa Maria - El Diario del Centro del País Online - Villa Maria, Cordoba, Argentina

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El show brindado el jueves por la noche en el auditorio del Rectorado de la Universidad Nacional de Villa María por Raúl Carnota y el percusionista Juancho Perone reeditó, aunque con el formato tradicional de un recital, una vieja y sana costumbre que con el tiempo parece ir perdiéndose: la de guitarrear en el living de tu casa. Así de sencillo, así de íntimo, de emotivo, así de cálido y familiar, a sala llena. Una de esas veladas en que uno se queda después pensando y comenta con sus amigos, con el paso de las horas “qué lindo que lo pasamos anoche, ¿no?”.
Sin otras luces que la de la lámpara de pie junto al sillón y las que salían de la guitarra apenas amplificada como para que escucharan los de las últimas filas, acompañado por el toque justo de los parches y accesorios, el cantor fue desgranando versos y anécdotas que deleitaron a la concurrencia que escuchó respetuosa y halagada y agradeció con aplauso sostenido cada final de canción.
Con la voz visiblemente (o audiblemente, mejor dicho) afectada por una disfonía momentánea que le quitaba algo de brillo y potencia, Carnota recorrió parte de su selecto repertorio con profesionalismo y sin sacarle el cuerpo ni guardarse nada, demostrando que no es “agarrado” como el pulpero de su Salamanqueando. Aunque cierto es también que la disfonía no le quitó calor, color ni afinación a las melodías.
Y el público, cómplice, hizo como que no pasaba nada y escuchaba como encantado por la magia criolla de este rioplatense que podría ser santiagueño como el que más.
Raúl Carnota, invitado por Apuvim en su ciclo “Artelañas”, volvió a dejar claro que folclore y tradición, raigambre e identidad, poesía profunda y comprometida con el hombre (y sus circunstancias) no tienen por qué ser enemigos del vuelo libre, de la improvisación y el juego, del riesgo y la apuesta armónica y rítmica, sino todo lo contrario. Porque, aunque sea una perogrullada hay que decirlo, el folclore, en este caso la música, es, antes que nada, arte y el arte es búsqueda. Cierta vez, el propio Carnota dijo que “los músicos, tocan; los artistas, arriesgan” y eso es lo que es el guitarrista, cantor y compositor de música nativa Raúl Carnota: un artista, con mayúsculas.
Con la solvencia de los talentosos, utiliza la guitarra en toda su potencia rítmica y melódica (puntea, rasga, armoniza, arpegia, bordonea y hasta suelta algunos riff ) sin prejuicios. Además, canta, o deberíamos decir, utiliza la voz, como otro instrumento, logrando momentos de altísimo vuelo y calidad interpretativa, sin perder la sencillez. Carnota hace que parezca y suene fácil lo complejo, y estimula igual la piel y la neurona.
Juancho Perone lo sigue sin hacerse notar demasiado, pero abriendo un riquísimo universo rítmico que no hace más que multiplicar y enriquecer el juego musical. Y claro es que ambos se divierten y lo pasan bien, como en el living de tu casa. A punto tal que no se hicieron rogar a la hora de los bises, a pesar de que la gola de Carnota ya no daba más.
“Mercedes (Sosa) me sacó de abajo del agua a la superficie y me hizo conocido allá en los ‘80, porque yo era transparente; no existía. Vamos a cantar esta noche para darle fuerza, a ver si la vieja zafa. Ayúdenme”, pidió el cantor antes de despedirse con Grito santiagueño, una canción suya que hizo conocida Mecedes Sosa.

Sergio Stocchero

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